Me encantan las fiestas de cumpleaños, me gusta celebrar los míos y vivo con emoción los días previos y el día en sí. Hago fiesta, comida o reunión especial siempre que puedo...e invito a amigos y familiares. Me emociona mucho cumplir años.
Hoy, hace un año, a estas horas dejaba un pedacito diminuto de mi en un hospital y kilos de ilusión se fueron al traste en un segundo. Estaba y ya no.
Que todo sucediera un día tan especial para mi, fue triste y aunque semanas más tarde hicimos en casa nuestra tradicional fiesta....no fue lo mismo.
En este año he aprendido más de mi que nunca. Me decidí a dar una serie de pasos que, entre otras cosas, me han llevado hasta aquí y creo que ha sido duro, pero que al final, quiero pensarlo así, algo bueno salió de todo aquel dolor y de aquella tristeza.
Me he hecho un regalo, de entre todos los peces, mi preferido a la hora de comérmelo: humilde, viajera, llena de nutrientes y sabrosa hasta decir basta, económica, sustentadora de economías locales y base de la cadena trófica de muchos animales más prestigiosos en el mar...elegante y rápida como ninguna...
Con ustedes, Sardina pilchardus, o lo que es lo mismo, una sardina!
